jueves, 5 de julio de 2012

El club de los poetas muertos, es una película muy recomendable, de una temática profunda, donde el sentido de la vida aparece desde el inicio en la figura del profesor keapling. Pregunta al espectador directamente a través de sus personajes. Te sientes identificado con cada una de las diferentes personalidades de los alumnos y subraya la necesidad de ser lo que cada uno quiera ser para sentirse realizado, por encima de los conocimientos, sin menospreciarlos, pero haciendo hincapié en la necesidad de ser feliz o dicho de otra manera, de ser libre en cada una de las opciones, siempre que estén sopesadas por una buena intención, buscar algo noble. Si lo que quieres hacer es bueno CARPE DIEM, aprovecha el momento para hacerlo, porque los momentos se escapan, el tiempo pasa y no vuelve.

Crítica: Se basa de manera exacerbada en los sentimientos, cada persona sufre un cambio con la edad y lo que antes te parecía bueno, con el tiempo puede no ser tan bueno y en ocasiones no hay remedio para cambiar las decisiones tomadas. Eso es algo que le pasa a uno de los personajes que acaba suicidándose, aunque las acusaciones se vierten sobre todo a la sociedad clasista que trata a todos por igual con normas exageradamente duras y a los padres del alumno que no entienden a su hijo por que no le escuchan. Creo que tiene que haber un equilibrio entre las normas ( la razón) y los sentimientos ( el corazón) y no queda lo suficientemente reflejado en la película que inclina la balanza excesivamente hacia el idealismo del profesor, adalid de la libertad individual de la persona.

La lista de Schindler

La lista de  Oskar Schindler, 13 folios con 801 un nombres de personas humanas salvadas del horror nazi. 801, parece indicar esta cifra, que cualquier vida humana vale lo mismo, ¿se podría haber redondeado a 800? Se suele hacer con cualquier estimación, pero aquí no se puede ya que la persona humana que hacía el número 801, es decir, la última persona tenía la misma dignidad que la primera y Schindler lo sabía, por ello la contrató y le apuntó en su famosa lista.
Oskar Schindler murió en 1974 en la más pura indigencia, es decir, pobre. También esto puede ser un dato que nos lleve a darnos por entero a los demás. El estado de Israel estaba dispuesto a prestarle ayuda económica pero él reusó a ello. Obtuvo el reconocimiento del pueblo judío otorgándole el privilegio de "JUSTO ENTRE LAS NACIONES" plantar un árbol en la avenida de los justos en Jerusalén. Fue enterrado en el cementerio católico de Jerusalén